Entrevista y traducción del italiano por Juan Alberto Humanes
Tamara Lunger (Bolzano, 1986) es una de las alpinistas más fuertes y prometedoras del panorama actual. Compañera inseparable de Simone Moro, alcanzó el reconocimiento mundial en la exitosa expedición invernal al Nanga Parbat del 2016. A tan sólo 70m de alcanzar la cima tuvo que renunciar a su ansiado sueño. Incansable aventurera, siempre dispuesta a darlo todo en cada expedición y a dejarse incluso la vida, Tamara y su amor por las montañas son un ejemplo de motivación e inspiración para todos los que practicamos deportes de montaña. Con motivo de la reciente publicación en castellano de su libro, «Mi felicidad en la zona de la muerte» (Desnivel 2020), la alpinista italiana ha concedido a Territorio Trail Media una entrevista en la que nos habla de su vida y pasión por las montañas.
Tamara, tú habitualmente corres por la montaña y antes de ser alpinista participabas en carreras de trail running. ¿Por qué corres? ¿Qué sientes cuando corres por la montaña?
Para mí correr es muy importante, me sirve para entrenar dándolo todo hasta quedarme completamente vacía. Hace años corría hasta hacerme daño, era mi manera de sentir dolor e irme a la cama completamente agotada. Pero decidí cambiar esto y ahora corro para entrenar pero sin estar pendiente del crono, los kilómetros o el desnivel. Corro como una manera de conectarme con la naturaleza y para encontrar respuestas, ahora necesito correr para estar lo mejor posible en mi día a día. Estoy segura de que este tipo de entrenamiento, tal y como soy yo, me aporta muchos más beneficios que si lo hiciera con un plan de preestablecido.
En el libro hablas en varias ocasiones de tus padres y la estrecha relación que mantenéis, lo importantes que son para ti, especialmente tu padre. ¿Por qué motivo?
Mis padres son muy importantes para mí, hemos sido siempre un núcleo familiar muy unido, y a ello ayudó el hecho de gestionar un refugio hasta hace solamente 2 años. Tenemos una relación muy buena. Siempre he tenido la necesidad de querer que mi padre estuviera orgulloso de mí, más que de tener su respeto. Tener esta estrecha relación con mis padres me ha ayudado mucho a entender quién soy yo. Cuando creces, lo haces siguiendo el ejemplo de tus padres, y ellos te enseñan lo que aprendieron de los suyos, y así sucesivamente. Pero después cada uno tiene que crear su propia personalidad. Yo todavía con mis casi 34 años sigo en esa fase, todavía tengo que entender quién soy yo realmente.
En tu libro cuentas que en el colegio no te encontrabas cómoda y que tuviste algún percance con compañeros que no te trataban bien… Pero, aún así, te armaste de valor para enfrentarte a ellos y poner fin a esa situación. ¿Cómo interpretas esta etapa desagradable tantos años después? ¿Crees que haber sufrido bullying te ha hecho más fuerte?
Ahora veo aquello tan lejano que no me parece tan duro como en su momento. Lo único que quiero es ser feliz. Cada uno debe encontrar su propia felicidad. Yo ya no miro más atrás, si algo bueno puedo sacar de aquello es que ahora mismo la persona que soy se lo debo a mi pasado, y estoy agradecida.
Te defines a ti misma como una persona egoísta y que piensa solamente en sí misma, que en primer lugar estás tú, persiguiendo tus objetivos y sueños para ser feliz. Dices que eres un poco cabezota y que no te permites ni un momento de relax. Pero el hecho de que seas así , de carácter fuerte, es lo que te permite escalar montañas de más de 8000m ¿es así? ¿Dirías que hay que tener estas cualidades para dedicarse al alpinismo?
Yo creo que practicar un egoísmo sano es algo bueno, y que cada persona lo debería hacer, porque no se trata de un egoísmo contra los demás, sino contigo mismo. Yo no podría vivir la vida que quisiera mi madre para mí con tal de hacerla feliz, porque esa sería su felicidad, no la mía. Si quiero y puedo ser feliz es únicamente porque sigo mi propio camino, como si quiero tirarme en paracaídas. Muchas veces me han dicho después de volver de una expedición que soy una persona que se quiere matar, o que no doy valor a la vida… Estos comentarios intento olvidarlos y hacer como que no he oído nada, porque la gente que me dice esas cosas no me entiende, no saben nada de mí. Esas personas ni siquiera se plantean el hecho de que haya otros diferentes a ellos. En realidad, creo que una persona debería tener el valor de ser tal y como quiera ser, seguir sus valores, su propio camino y no dedicarse a complacer a los demás; porque entonces habrá perdido no sólo su amor propio, sino que se habrá perdido a ti mismo.
¿Cómo fue tu primera experiencia en Nepal?
Fue todo muy bonito porque me encontraba por fin en el lugar que había soñado desde hacía tanto tiempo y sentí como si hubiera llegado a casa. En mis sueños yo estaba sentada en un prado, más bien era una enorme roca cubierta de hierba, y la hierba se movía con el viento al mismo tiempo que mi pelo.
Simone Moro es una persona muy importante para ti. ¿Cómo empezó vuestra amistad?
Simone es muy importante para mí, posiblemente sea la persona mas importante de mi vida. Él me conoce mejor que nadie, siempre se ha fiado de mí y siempre creyó en mi potencial desde el principio, incluso cuando no me conocía, y esto es algo que rara vez ocurre en la vida. Recuerdo que conocí a Simone por primera vez en mi graduación escolar, y me dijo que me llevaría a alguna expedición. Pero claro, una persona te puede decir tantas cosas y luego que no suceda nada. Cuatro años después de aquel encuentro decidí escribir a Simone y le dije: “¿Cuándo me llevas de expedición?” y él me respondió: “¿Puedes venir en septiembre con nosotros?” Para mí aquello fue lo mejor que me podía pasar en la vida. Recuerdo que temblaba y gritaba de emoción, y mi madre me decía que estaba loca.
Simone me ha dado la oportunidad de convertirme en la persona que soy ahora y seguir por este camino de las expediciones a montañas de más de 8000m.
¿Por qué razón dedicarte en cuerpo y alma a las montañas? ¿Qué sentido tiene? Dices que en las montañas te encuentras incluso mejor que en casa.
La montaña es mi motivo de vida y donde puedo darlo todo y aportar mi granito de arena al mundo. Cuando en las conferencias hablo de mis expediciones, quiero que la gente vea que cada uno de nosotros podemos hacer cosas grandes, que lo único que necesitas es saber qué quieres hacer y así ponerte a ello y hacerlo. Quiero ayudar a la gente a que entienda esto, y sobre todo que las mujeres sean conscientes de que podemos hacer cosas muy grandes, maravillosas. Además, la montaña me ayuda a conectar conmigo misma y desconectarme del mundo, porque mi vida diaria me resulta complicada, incluso más que cuando estoy en la montaña. Gracias a mi padre probé por primera vez el alpinismo cuando tenía 14 años, fui al Corno Nero (alpes italianos) esquiando con mi padre. No sabía esquiar pero quería probarlo y darlo todo. Fue en ese momento cuando comprendí que aquello era mi deporte. Tras esa experiencia continué incluso formé parte del equipo nacional de esquí alpino, pero me faltaba algo, y por eso decidí probar el alpinismo de altura.
¿Cómo consigues gestionar los malos momentos durante una expedición?
Lo más importante es que ames lo que estás haciendo y tener un colega de cordada que te complete. Cuando ocurre algo malo o me bloqueo, el hecho de estar con Simone me ayuda a afrontar estos momentos de otra manera. Él es la persona más positiva que he conocido, y cuando hay algún problema, él ve enseguida una solución. Con cada expedición he aprendido que de los problemas se llega a soluciones y se aprende algo. Si eres capaz de aceptar los problemas que te vienen en la vida ya has ganado, porque es imposible que la vida sea siempre cuesta arriba, siempre hay éxito tras éxito (superando cada obstáculo). Tenemos que sufrir, a veces, momentos complicados para darnos cuenta que la vida no siempre es igual y que podemos y debemos aprender de nuestros errores. Yo intento siempre ser positiva, me esfuerzo mucho para lograrlo, intento escuchar música o pensar en otras cosas.
La fe en Dios es muy importante para ti y te sientes muy unida a él. Dices que Dios nos ha regalado a cada uno una serie de talentos y que debemos hacer lo posible por aprovecharlos al máximo. ¿Tu fe en Dios te ayuda en las expediciones?
Así es. Dios nos ama y por eso nos ha regalado a cada uno una serie de talentos. Lo más importante es que nos tomemos el tiempo necesario para entender realmente el sentido de nuestra vida. Hay personas que van por la vida sin saber qué les hace feliz, cambian de trabajo porque no les gusta, pero es necesario tomarse un tiempo para entender lo que realmente nos hace felices. Una vez que hemos encontrado nuestro camino, es cuando somos felices y podemos dar ejemplo a otras personas que todavía no han encontrado su camino. Para mí es importante tener mi propio espacio, cada día empiezo meditando para escuchar mi propio cuerpo, comprender cuales son mis necesidades y deseos sin la influencia de los demás. Por desgracia hoy en día el mundo gira demasiado deprisa, y quizás el coronavirus nos ha dado la oportunidad de tomarnos un respiro.
Durante la expedición al Nanga, Simone y tu tuvisteis que unir fuerzas con el equipo de Alex Txikon y Ali Sadpara. ¿Cómo fue la relación con ellos? ¿Se pudo alcanzar con éxito la cima precisamente gracias a esta unión?
Ya conocía a Ali de otra expedición, en cambio a Alex lo conocí por primera vez en el Nanga. Nos entendimos perfectamente desde el principio y nos llevamos muy bien. Cuando decidimos unir fuerzas ambos equipos nos llevamos muy bien, sin ningún problema, era una relación homogénea y muy fuerte. Teníamos en nuestras manos la posibilidad de conseguir algo realmente grande, no hablábamos ni mucho ni poco, y cada uno sabía exactamente lo que tenía que hacer, y fue así realmente, cada uno dio e hizo todo cuanto pudo. En un primer intento, Simone y yo trabajamos duramente para equipar la vía por la que queríamos alcanzar la cima, pero dadas las circunstancias, tuvimos que renunciar e intentarlo por la vía que Alex y Ali habían equipado. Ellos habían trabajado muy duro y es por eso que les estamos muy agradecidos y nos comprometimos a darlo juntos. Y fue un equipo de 4 que estábamos siempre felices, positivos, mirando siempre hacia adelante, dando cada uno su mejor versión, creándose no sólo un buen equipo sino también una increíble amistad.
Cuando te encuentras a 8000m de altura y contemplas todo el panorama que hay ante tí, ¿qué piensas? ¿Merece realmente la pena el esfuerzo?
No sé qué tendrán las grandes montañas, pero me regalan este panorama increíble y en ese momento entiendo que yo también formo parte de ese paisaje maravilloso y de esa energía tan potente. Me doy cuenta además de que soy una pequeña mosca en medio de tanta grandiosidad, ni siquiera una mosca, me siento tan pequeña… Pero a la vez me siento muy afortunada de poder estar ahí arriba, viviendo esta experiencia increíble, y además ahí arriba me siento muy cercana a Dios y muy conectada a él. Encontré el sentido a mi vida y gracias a eso puedo satisfacer mis sueños y también tengo la oportunidad de inspirar a los demás a encontrar su camino y perseguir sus sueños, me encantaría en el futuro poder ayudar a la gente a conseguirlo, sobre todo a las mujeres para que sigan sus propios sueños y se den cuenta de su valor.
En el capítulo en el que cuentas todo lo que te ocurrió a poco más de 70m de la cima del Nanga, hablas de una voz que te dice “Si llegas a la cima, no regresarás a casa”. ¿Es el momento más complicado de tu vida? Tuviste que renunciar a la cima cuando te faltaba muy poco para llegar, incluso durante la bajada estuviste a punto de morir. ¿Qué te llevas de esta durísima expedición?
No sé si fue el momento más complicado de mi vida, pero lo acepté sin más. Era consciente de mi valor y capacidad y por eso decidí renunciar y bajar. Intenté luchar por mi vida, por salvarme, llegó un momento en el que me dije “vale, que suceda lo que tenga que suceder” y creí realmente que moriría. Obviamente hice todo cuanto pude para no morir y siempre lo haré, porque amo demasiado la vida y me gustaría seguir escalando muchas montañas, pero creo que ese no era mi momento de morir. En situaciones así te das cuenta de que te mueves casi como una máquina, dejas a un lado todas las emociones y te concentras únicamente en salir viva. No importa si estás cansada, te das cuenta en momentos así que al final tenemos la capacidad de sacar lo mejor que llevamos dentro, te llega una fuerza increíble, tienes la mente clara, pasas a un estado de supervivencia donde sacas una fuerza y habilidades increíbles para salir de esa situación.
Para terminar, el pasado invierno intentaste con Simone escalar el Gasherbrum I, pero tuvisteis que renunciar cuando caiste por una grieta. Ambos terminásteis malheridos. ¿Cómo te encuentras después de aquello? ¿Ya has pensado en tu próxima aventura?
Después de lo ocurrido durante la expedición al Gasherbrum I, he pasado por un momento complicado porque tenía muchas preguntas que hacerme a mí misma. De tres expediciones invernales a montañas de más de 8000m, en dos de ellas casi muero (Nanga y GI), y por ello me he preguntado qué querría decirme Dios o el destino, si quizá tendría que cambiar algo. Han sido momentos complicados en casa porque no encontraba respuestas a estas preguntas. Aun así lo he aceptado, y además se lo he explicado también a mis sponsors, contándoles esta necesidad de tener un período de reflexión y que quería vivir una experiencia diferente en Mongolia para ver si podía encontrar allí respuestas, una aventura peligrosa y completamente diferente. Pero claro, con este problema del coronavirus no sé si podré ir. Aún así estoy muy motivada y feliz, porque creo que este parón por la Covid-19 es un tiempo de pausa que me ha regalado Dios para crearme de nuevo una base y dar lo mejor de mí, es por ello que soy feliz y estoy muy agradecida por esta pausa.