La situación de crisis sanitaria global provocada por el COVID19 ha provocado, como hemos informado puntualmente desde Territorio Trail Media, la cancelación de las pruebas y circuitos más importantes del mundo del trailrunning. Ello ha derivado en una ausencia de objetivos para los corredores, que ha significado tener que adaptarse a las circuntancias, y a la vez tener que lidiar con la incertidumbre de un futuro que, a día de hoy, todavía presenta un horizonte muy incierto.
Sheila Avilés fue una de las primeras corredoras que vivió en primera persona el confinamiento, puesto que su lugar de residencia, Igualada, en la Conca de l’Odena, fue la primera zona de nuestro país en ser confinada, incluso antes de que se decretara el estado de alarma. Eran las primeras semanas de marzo y, casi seis meses después, las situación sigue sin estabilizarse.
Sheila Avilés ha hecho público en sus redes sociales que se toma un respiro. «En un 2020 que me ha superado, tanto fisica como mentalmente el cuerpo me pide desconexión».
Este es el texto que Sheila Avilés ha compartido en su perfil de Instagram:
Hace meses que me siento vacía, que no me encuentro a mi misma, que siento que me he apagado.
Después de reflexionar, de darme cuenta que no estoy disfrutando, que este año me ha superado tanto fisica como mental, necesito un RESPIRO, el cuerpo me pide desconexión.
La situación que estamos viviendo me ha superado, la frustración de estar entrenando de manera disciplinada, sin flexibilidad, con planes y no poder demostrarlo en los objetivos que realmente me han motivado siempre. Quizás no es un año para competir, sino para aprender y seguir trabajando en silencio, pero sin estrés.
Vengo de una lesión y sin querer he querido estar lista antes de tiempo, me he exigido pensando que en un par de meses iba a recuperar la forma y esto me ha vuelto a frustrar por darme cuenta que realmente no me apetece, que me he dejado llevar por el oleaje, por “tener/querer demostrar que sigo en primera línea, entre las mejores”. Pero la realidad es que no me motiva competir sin estar al 100%, sin sentirme fuerte, ni tampoco me motivan los famosos retos que se venden en redes, el subir y bajar montañas lo más rápido posible, ni hacer 300km en un día, ni correr una carrera porque existe la posibilidad. Y NO me motivan los retos creados por los DEMÁS. Y acepto no haber sabido decir que NO en muchas ocasiones, he querido y he hecho cosas que no me han apetecido por sentir que tenía que estar ahí.
Pero ahora quiero hacer mis retos, los que a mi me motiven, cuando crea que me siento preparada y me apetezcan, no cuando “toque”, ni cuando haya muchos medios de comunicación. Porque al final, yo corro porque me hace feliz y es mi pasión. Y sigo entrenando cada día porque me gusta lo que hago, pero necesito respirar unos meses, alejarme del estrés, de las exigencias, de los planes cuadriculados y volver a encontrarme y a disfrutar de lo que más me gusta, el correr por la montaña, sin mirar el reloj, sin mirar los km, sin subir y bajar la misma cuesta 3.000 veces para hacer récords de desnivel +.
Quiero volver a sentirme libre, a recargar pilas. Este año es agotador y es una oportunidad para nosotros, para querernos mejor y volver fuertes al 2021.