La Osán Cross Mountain espera a todos sus participantes como en las diez ediciones anteriores, con los brazos muy abiertos. La salida desde el pueblo, donde los ánimos no faltan. La culebra de colores que forman los corredores en el ascenso a San Román. El paso por el avituallamiento de Yebra, donde se pone la carne de gallina antes de empezar esa larga subida hasta el plano. El ruido que forma esa cascada espectacular de 60 metros, que con el deshielo sorprende con todo su colorido, su esplendor y su gran manantial de agua. Los prados, la ermita de Santa Orosia. El rabillo del ojo se nos va a esa temible cima de Oturia que tantas veces se ha ascendido en la Puyada Oturia.
Cuando se llega al zoque de Isún, desde ese fantástico balcón natural de más de 700m de altura, se pierde la vista de tan fantástica panorámica. Después, esa bajada brutal hasta el pueblo de Isún que también pone a prueba lo que nos queda de fuerza. Y por último la llegada a Osán entre ánimos y aplausos para poder degustar al final ese popular plato de migas con huevos fritos.
La undécima edición de la Osán Cross Mountain se disputará el próximo quince abril. También es posible realizar la Osán Cross Mountain Extrem, que saliendo desde Huesca la noche anterior salva la distancia entre la capital altoaragonesa y Osán para, a continuación, realizar los 17 kilómetros de la prueba.
Fotografías: Ramón Ferrer, Monrasin