El MAM, el Maratón Alpino Madrileño, regresó el 4 de julio tras el año de la pandemia con una carrera vibrante y emotiva. Tras celebrar una edición open en 2020 en la que cada uno hacía la carrera por su cuenta, el único maratón de montaña que se celebra en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, volvía a la escena con una edición especial.
La organización del MAM, encabezada por su creador Juan Manuel Agejas desde sus inicios en 1997, y gestionada ahora por la Agrupación Deportiva Marathon, quiso retomar la prueba y cumplir las boda de plata, aun sacrificando su fecha habitual (mediados de junio) y su éxito participativo, sin duda afectado por la pandemia aún, la fecha vacacional y el escaso tiempo que tuvo la organización (un mes escaso) para montar la prueba desde el visto bueno del Parque Nacional.
Así 160 corredores, de los 400 habituales, tomaron la salida esta mañana en el polideportivo de Cercedilla para afrontar los 48 Km de recorrido con más de 5.300 metros de desnivel acumulado que recorren la parte central de la sierra de Guadarrama: Siete Picos, Alto de Guarramillas (la famosa Bola del Mundo) y Peñalara pasando por el puerto de Navacerrada y Cotos o los valles de la Barranca y Fuenfría.
Desde los inicios la prueba masculina fue comandada por el segoviano David López Castán (Ekuon Sport Team) y el toledano Israel Cañamero (Todovertical). David, hizo valer su condición de más favorito en la subida y bajada a Peñalara desde Cotos, en la que sacó casi 8 minutos a Israel y sentenció en el regreso desde el mismo Cotos a Bola por la Loma del Noruego, aumentando su ventaja con Israel. Por el contrario la competición femenina fue un paseo deportivo para Gema López (C.D.M Piedralaves), abulense ahora de adopción, que desde el inició marcó los mejores tiempos con minutos de ventaja sobre sus rivales.
La meta de Cercedilla esperó a los vencedores: David López con 5h02:17 y Gema López con 6h59:38 se proclamaron vencedores, curiosamente justo el año después de ganar también la edición open de 2020, convirtiéndose en el primer año que se repiten vencedores absolutos, y habiendo sido David segundo en 2019. Ambos se llevaron el trofeo de granito de 13 kilos de peso que distingue a los ganadores de esta carrera.
El podio lo completaron Israel Cañamero (5h18:29) y Javier Manuel Peña (5h23:20) en hombres y Adela Díaz (7h31:38) y Lucrezia Stringari (7h41:41). Sólo 126 corredores entraron dentro del cierre de carrera, marcado en 9h15, y 139 lograron el título de Superviviente que se da a los que regresan a Cercedilla, lo que indica la dureza de la prueba. Entre ellos los cuatro Megasupervivientes, los que han terminado las 25 ediciones de la carrera: José Manuel Calleja, Enrique Garrandés, Francisco Javier Rodríguez y Angel Bonilla.
Afortunadamente el clima acompañó en este veraniego mes de julio con temperaturas frescas por la mañana de entre 7 y 17 grados, aunque viento moderado en las cumbres. Sólo apretó el calor en los kilómetros finales cerca de Cercedilla y en las horas centrales del día.
El sábado por la tarde se celebró también el Cross Alpino del Telégrafo, hermana menor del maratón con 19 Km y 1.960 metros de desnivel acumulado. 250 corredores se enfrentaban por la tarde a esta prueba en la que vencieron Fernando Sánchez (1h41:47) e Isla Smith (2h06:01) Completaron los podios Enrique Romero (1h43:46) y Chus Álvarez (1h45:07) y en mujeres Laura Colmenero (2h06:58) y Gema Ureña (2h26:24). Se da la curiosa circunstancia de que Fernando se une al ilustre Raúl García Castán (5 veces campeón de España y excampeón de Europa) como único que han logrado la victoria en el cross y en el maratón a lo largo de la historia de las carreras.
El MAM pertenece al selecto grupo de carrera de montaña autorizadas en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Son pruebas que han demostrado a lo largo de los años un impacto insignificante. La exigencia de este organismo para la realización de pruebas deportivas, consideradas como excepciones, obliga a hacer un esfuerzo de concienciación y de cuidado extremo. Se utilizan siempre caminos autorizados y por donde no hay incidencia sobre la vegetación ni animales. Además se conciencia a los corredores del valor del espacio natural y su cuidado. Se trabaja en que la señalización y el paso de corredores no genere impacto y se recoge la basura que hayan podido dejar y la que existía antes del paso de los corredores.