Texto: Yaiza Miñana. Corredora de Adidas Terrex – Colaboradora de Territorio Trail Media
La ausencia de menstruación es algo muy complicado para la mujer. Requiere energía y, cuando desaparece, es porque nos falta gas. Todo empieza por una buena nutrición especializada para la mujer (aquí reside el problema, nos creemos que todo el campo es orégano y que lo que comemos son simplemente calorías y tratamos de hacerlo como nos «han enseñado» es decir, como hombres. La realidad es que la mayoría de estudios nutricionales se desarrollan sobre población masculina y apenas hay información sobre la mujer).
Existen varias visiones sobre este tema, como la del Dr.Brotons que te dice que con un seguimiento la ausencia de regla no tiene por qué tener consecuencias en el futuro. También nos encontramos con la visión de otros profesionales ( y también la mía 1/10 de profesional de la salud) que tenemos claro que la amenorrea es un signo de que algo no va bien.
El problema no es el volumen de entreno, el problema es que no comemos conforme a lo que gastamos. Es decir, entrenamos más, salen más gallinas de las que entran, perdemos tejido adiposo (y muscular), nos sentimos muy ágiles y ahí comienza el círculo y conforme pasa el tiempo el déficit se va acumulando.
Yo tengo muy claro que se puede estar al más alto nivel y tener una salud menstrual perfecta, y mi pilar fundamental para pensar esto es mi médica deportiva y nutricionista Anna Carceller. Ahora mismo estoy trabajando en ello, y algún día espero poder demostrar que es posible.
Queremos pensar que la ausencia de regla es, a menudo, el precio a pagar por competir al más alto nivel. Nada más alejado de la realidad, pues conlleva problemas de rendimiento y salud. Se trata de una factura muy cara que se va engrosando con el tiempo. Fracturas de estrés, pérdida ósea, disminución de la líbido, problemas cardiovasculares y otras alteraciones del metabolismo que requieren paciencia para recuperarse. El ciclo menstrual requiere energía, es nuestro indicador de salud.
Debemos rodearnos de buenos profesionales que nos guíen y enseñen a nutrirnos COMO MUJERES. No somos hombres pequeños. El primer paso es aceptarnos y comenzar a trabajar en la línea de lo que somos. Alto nivel sí, con el precio de nuestro esfuerzo, no el de nuestra vida.»