Aquel que visite Bilbao por vez primera seguramente lo hará con el cliché de los ochenta que la situaban como una ciudad totalmente exenta de belleza. Cuando vuelva a su ciudad de origen lo hará con una imagen completamente diferente. Y es que Bilbao, aprovechando el tirón de un Guggenheim a punto de cumplir 25 años y que deja un impacto económico de cientos de millones de euros, se ha convertido en una ciudad de obligada visita. Por el Museo y por mucho más, también para aprovechar los días de visita participando en alguna de las carreras que se organizan en un radio muy cercano a la capital.
Para nuestra sección Trail and Travel nos desplazamos a Bilbao el fin de semana de la Apuko Igoera, prueba que llegaba a su 14ª edición, que se celebra en la localidad de Zaramillo, a veinte minutos en coche del centro de Bilbao, dedicando los días anteriores a recorrer la ciudad a golpe de zapatilla.
Y si Bilbao no es sólo el Guggenheim, su visita obviamente es ineludible, obligado dedicarle una mañana o tarde completa a un museo que en sí mismo es una obra de arte, digno de admirar tanto por dentro como por fuera, porque el edificio de Frank Gehry podría ser contemplado durante horas y nunca dejarían de cansarnos sus ángulos y sus contrastes de luz, en una sensación similar a la que nos produce el Musée des Confluences de Lyon.
Desde el Museo Guggenheim, por el Paseo de Abandoibarra llegamos hasta El Arenal. Un paseo en el que se puede apreciar en cambio de Bilbao en las últimas décadas, de esa fama de ciudad gris a la moderna urbe de la actualidad que convive con la tradición del siglo pasado. De El Arenal al Casco Viejo hay un paso. La zona más típica y con más encanto no defrauda y tampoco sus pintxos, obligado probar, como obligada es la visita al gran y renovado Mercado de la Ribera.
¿Son suficientes dos días en Bilbao? Quizás el número ideal serían tres, dedicando uno al nuevo Bilbao, el de la Biblioteca Deusto de Moneo, el Isozaki Atea, la Torre Iberdrola, la espectacular, sobre todo de noche, Biblioteca Foral o los puentes, que sólo ellos merecen una vista, desde el de Zubizuri al de la Salve. Un segundo día en el Bilbao tradicional, el del Casco Viejo del Ayuntamiento, la Catedral de Begoña, la Bolsa y el Mercado de la Ribera, el del Ensanche de la Estación Abando y de la Gran Vía y sus calles adyacentes. El tercer día lo dedicaríamos a «revisitar» lo ya visto y a dedicar un rato a, con el funicular, subir a Artxanda para contemplar una panorámica impresionante de la ciudad.
Dónde dormir: Hotel Hesperia Bilbao, 4*. Con una ubicación inmejorable, a pie de ría, cerca de todas partes andando y con la posibilidad de salir a entrenar desde la misma puerta con impresionantes vistas del Guggenheim y de la Torre Iberdrola.
Dónde comer: es imposible comer mal en Bilbao, con múltiples opciones de establecimientos con pintxos repartidos por toda la ciudad, pero nosotros hacemos dos recomendaciones diferentes: Cascanueces y Sacacorchos.
Qué correr: la Apuko Igoera se organiza habitualmente a mediados de febrero, lo que asegura el barro típico de las pruebas vascas. Con 23 kilómetros y 1200 metros positivos, reúne en un trazado muy corrible y espectacular todo lo que hacen especiales a las carreras en el País Vasco.