Han pasado muchos años desde que, allá por 1974, el caballo de Gordon Ainsleigh enfermera impidiéndole participar en la Tevis Cup, una carrera que se creó para demostrar que un caballo era capaz de realizar el recorrido hasta Auburn en una sola jornada, esos mismos caminos que habían sido pisados por pioneros y buscadores de oro en los tiempos duros del siglo XIX, cuando cada viaje se convertía en una epopeya. El no poder participar a lomos de su montura no fue un inconveniente para que Ansleigh se plantara en la línea de salida y se convirtiera, después de 23h42′ en la primera persona en completar el trazado a pie. Lo que no sabía Gordy Ainsleigh, ni todos los que le observaban asombrados, es que aquel 3 de agosto de 1974 se había puesto la primera piedra de lo que ahora conocemos por ultratrail.
Las cien millas que separan Olimpic Valley (antes Squaw Valley) de Auburn reúnen toda la mística del trail running. Sus senderos y cañones han sido testigos de alguna de las más bellas páginas de la historia de nuestro deporte unas veces, las más, bajo un calor asfixiante y otras con muchos kilómetros de senderos todavía cubiertos por la nieve. El peor momento hasta 2020 había sido la cancelación de la edición de 2008 a causa de los incendios forestales. En 2020, el COVID19 nos privó de la ultra con más pedigrí del calendario mundial. Regresó en 2021 con la tercera victoria consecutiva de Jim Walmsley y la primera de Beth Pascall. El año pasado Courtney Dauwalteter puso la piedra de su inolvidable triple corona que después la llevaría a ganar también Hardrock 100 y UTMB.
La lista de corredores que han engrandecido la leyenda de la Western States 100 es enorme, comenzando por el propio Gordy Ainsleigh. Scott Jurek y sus siete victorias o Ann Trason con su catorce están en un olimpo al que en los últimos años se han añadido Rob Krar, Timothy Olson, Ryan Sandes o Jim Walmsley como vencedores, ya con tres entorchados en su haber. Magdalena Boulet, Cat Bradley, Stephanie Howe, Courtney Dauwalter, Clare Gallagher, Beth Pascall o Ruth Croft son algunas de las vencedoras femeninas.
WS100 son momentos inolvidables entre los que sin duda destaca la edición del 2010, puede que la mejor carrera de todos los tiempos con aquel duelo a tres entre Roes, Krupicka y un Kilian Jornet que participaba por primera vez y que tuvo que esperar un año, hasta el 2011, para volver a casa con la victoria bajo el brazo. Pero no todo es leyenda en WS100. La prueba ha sentado cátedra a lo largo de los años. Fue la primera, ya en 1979, en implantar unas normas de admisión (haber finalizado una 50 millas en menos de 10 horas) y en 1981 fue necesario ya un sorteo para adjudicar los dorsales ante la avalancha de solicitudes. Western está organizado por WSER Foundation, y el trabajo que realizan a lo largo de año, más allá de la propia carrera, es muy importante, sobre todo en la conservación y mantenimiento del recorrido y su entorno. Aquí en España hemos empezado a tener recientemente restricciones para ir y competir en el monte. En comparación, en EE.UU. esas restricciones son tremendas. En este caso, la participación está limitada a 369 corredores, número máximo de corredores permitidos para atravesar la reserva medioambiental de Granite Chief. De esas 369 plazas, pocas más de 200 salen a sorteo. Una Zegama yanqui en ultra.
Como explica Sento Acosta, dos veces finisher en Auburn, «si un ultra siempre es una experiencia, este es algo más. Western States es una carrera especial, única, y no tardas en percibirlo cuando llegas a Squaw Valley y Auburn. Es historia, la cien millera más antigua, la primera, la de Gordy Ainsleig, la tradición de este deporte. Es ambiente y organización, algo familiar por tamaño pero con muchos de los mejores corredores del mundo. Vale que no hay la cantidad de tops que pueda haber en un UTMB, pero la ratio de corredores tops en relación al total de corredores es elevadísima. Y tú allí junto a ellos, que ahí no hay ni glamour ni cajones de salida ni nada. Todos amontonados y pistoletazo de salida, con pisotón incluido de la amabilísima Stephanie Howe en 2018. Cuando debutas en un ultra, nos volvemos locos buscando información por internet: perfiles, crónicas, descripciones, etcétera. De WS100 es fácil leer desde “La madre de todas las ultras” a “la carrera más competitiva” (son yanquis, es lo que hay), pasando por “el camino de la conquista del Oeste americano” o la “fiebre del oro”… pero para mí, la palabra que define Western, más allá de calor, es comunidad. En ninguna carrera te vas a sentir tan arropado como en esta. 22 avituallamientos, 10 puntos para dejar bolsas con material a lo largo del recorrido, 369 corredores, más de 350 pacers, 1.500 voluntarios, miles de personas en los equipos (crews) que acompañan a los corredores americanos (¡equipos de 4 o 5 personas vienen de cualquier punto de EEUU para vivir esta fiesta del trail!)… más que atendidos, mimados.»
Es Western Time.
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