Puede que las elecciones en Estados Unidos de 2016 fueran las más globalizadas de la Historia. En el mundo actual, cualquier hecho que suceda en un rincón tiene un efecto mariposa sobre el resto, y si es en Estados Unidos mucho más. La victoria de Donald Trump en las elecciones fue similar a un terremoto. Tanto por lo inesperada como por las propuestas de su campaña. Y en este contexto, como no podía ser de otra forma, la comunidad trailrunner estadounidense no quedó indiferente. La misma noche electoral comenzaron a escucharse voces entre atónitas y estupefactas con los resultados de muchos corredores. Y es que la comunidad montañera estadounidense es de talante bastante progresista, de Colorado a California.
Rickey Gates es un corredor estadounidense originario del estado de Colorado, que en la actualidad vive en Wisconsin. Conocido no sólo por su faceta como corredor que incluyen victorias entre otras en la Mount Marathon de Alaska, también por sus rutas en motocicleta descubriendo países o por la creación del proyecto FKT, completar los senderos de gran recorrido más icónicos.
Un Rickey Gates que ha recorrido medio mundo participando en pruebas de montaña y que el 9 de noviembre de 2016 se despertó pensando que lo que realmente desconocía era su propio país:
«Como la mayoría de mis amigos, familiares y compañeros, me desperté el 9 de noviembre con una profunda sensación de vacío y confusión pero, en realidad, esto es lo que ha querido la democracia»
Probablemente, al igual que Gates, muchos estadounidenses tuvieron esta misma sensación, quizás fruto del desconocimiento del lugar en el que viven o de las personas que lo habitan. Ante eso, Rickey Gates sintió que debía conocer a esa otra mitad de los Estados Unidos, a esos 60 millones de votantes de Trump y, también, a esos 90 millones que no acudieron a los colegios electorales.
El 1 de julio de 2017 Rickey Gates comenzó un viaje que le llevaría a atravesar Estados Unidos de este a oeste. Un viaje que él mismo calificó de sueño. Un sueño porque disponía de lo más importante que puede tener una persona, libertad. Libertad para elegir cómo y con qué viajar. Gates optó por lo más básico, lo que él pudiera transportar, sin equipo de apoyo. ¿El motivo? «Me obligará a conocer gente, acercarme a extraños, hacer amigos, tener que buscar dónde comprar comida, dormir muchas veces incómodo y lo más importante, ser feliz». Rickey Gates se impuso un presupuesto de 5000 dólares para esta aventura, unos mil al mes.
El viaje de Ricky Gates se ha reflejado en un video de 1h15′ de duración de la factoría Salomon TV. Un documental que pasa desde ya a la categoría de imprescindibles: