Racing The Planet Namibia, la historia de un cambio que salvó la carrera

La organización de una carrera de larga distancia debe considerar muchos factores como la logística, el marcaje, las evacuaciones de emergencia o el clima y dentro de este último factor podemos encontrarnos con situaciones que alteren gravemente la integridad del evento o incluso que nos obliguen a cancelarlo. Carlos Ultrarun comparte cómo se gestionaron los inconvenientes en la última edición de la Namib Race.

Texto: Carlos Ultrarun
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La organización de una carrera de larga distancia debe considerar muchos factores como la logística, el marcaje, las evacuaciones de emergencia o el clima y dentro de este último factor podemos encontrarnos con situaciones que alteren gravemente la integridad del evento o incluso que nos obliguen a cancelarlo para no poner en riesgo a los participantes. Hay muchos casos de carreras que habiéndose visto afectadas por importantes cambios en la meteorología han tenido que alterar de manera sustancial el recorrido y desgraciadamente cuando esta reacción del organizador no ocurre, pueden suceder terribles desgracias como la de China esta primavera. En cualquier caso, si hablamos de la Namib Race, la última carrera de la empresa internacional RacingThePlanet celebrada en Namibia y diseñada por mí, la historia empieza igual pero termina de manera muy diferente sobre todo gracias a la profesionalidad del staff.

La carrera la diseñé en 2019 para celebrarse la primera edición en 2020, pero por las razones que todos conocemos no pudo ser y ni siquiera en mayo 2021 por lo que se retrasó a octubre de este año. Aunque la Namib Race original se ha celebrado 5 ediciones en la Skeleton Coast, al noreste de Namibia, esta nueva carrera la he diseñado entre Walvis Bay y Swakopmund, a la altura de Windhoek, la capital, pero en la costa. Los problemas logísticos y de desplazamientos que existían en la carrera anterior no se repiten en esta localización ya que están mucho más cerca de las vías principales de comunicación sin desmerecer en belleza y diversidad de paisajes.

Mi llegada, después de tanto tiempo parado fue un soplo de aire fresco, aunque quizás un poco demasiado de ese aire porque me topé con una tormenta de arena brutal que cubría la carretera llegando a Walvis Bay, el teórico comienzo de la carrera. Yo llego para inspeccionar la zona más de una semana antes del comienzo de la carrera pero consultando con mi guía local vimos que este fuerte viento volvería a repetirse los días del inicio de la carrera lo que podía convertirse en un desastre.

Mi larga experiencia marcando carreras por todo el mundo me confirma que las banderas en la arena cuando hay aire fuerte suelen ser expulsadas y enterradas posteriormente por la misma arena. Esto no solo es la enorme incomodidad de un campamento barrido por la arena a alta velocidad, sino un riesgo claro de que los corredores se perdieran en la primeras etapas. La primera etapa saldría de la desembocadura del río Kuiseb y se desarrollaba por zonas de dunas, con un campamento en medio en incluso la segunda etapa incluye una buena sección de arena. En definitiva, unos buenos 80 kilómetros más o menos.

La reacción, después de tantos años de experiencia es inmediata y mi cabeza empieza a trabajar para buscar una alternativa con características estéticas y técnicas similares al trazado original.
Está claro que algo debe cambiar ya que el viento está previsto en la zona de Walvis Bay por lo que hay que huir de ese área y trasladar toda la carrera más al norte. Mi suerte es contar con el apoyo del mejor guía posible, un campeón motociclista y aventurero local llamado Dirkie Baart que conoce la zona como un bosquimano y entre los dos nos ponemos manos a la obra.

El objetivo es complicado ya que la carrera original tardamos en diseñarla algo más de dos semanas y ahora tenemos solo media para cambiar más o menos un 60% del recorrido, pero lo bueno es que diseñar una carrera de ultra fondo en cualquier lugar del mundo, te da un conocimiento del terreno extraordinario y contando además con Dirkie, el trabajo parece más que posible. En cualquier caso, haber grabado miles de kilómetros en 2019 con mis Garmin, tanto el GPSMap66 como el 276Cx hacen que tenga ya opciones alternativas, aunque habrá que buscar algo nuevo sin duda.

La carrera pasa a centrarse en Swakopmund, unos 20km más al norte de Walvis Bay, es una pequeña ciudad con una clara identidad alemana y bastante atractiva que servirá de base de operaciones y de ahí toda la carrera se desarollará hacia el este. La nueva idea que tenemos que explorar es utilizar una mayor parte del cañón del rio Swakop seguido del Khan cuando se bifurcan con salidas estratégicas sobre todo en la zona de Goanikontes y el Valle de la Luna lo que nos dará una variedad en el terreno, algo fundamental para un recorrido de una carrera muy larga como esta. La vuelta sin embargo será completamente diferente utilizando unas llanuras del Parque Natural Dorob. Empezamos la nueva y rápida inspección utilizando un lugar ya conocido como primer campamento para seguir por el rio Swakop donde encontramos una cerrada vegetación y algo de barro, completamente inusual en un cauce de un rio seco, pero que será un buen toque de pimienta para la carrera. Nos salimos hacia el norte y empezamos un recorrido de iniciación por el Valle de la Luna un intrincado laberinto de colinas de diferente material que forman un paisaje increíble y a la vez inquietante con infinitos tonos de marrón y que es probablemente el paraíso de muchos fotógrafos. En esta primera etapa aprenderemos lo que es la Dolorita, una roca durísima de color negro que emite, al ser golpeada por otra, un sonido metálico y se pueden incluso componer pequeñas melodías. En poco mas de 40 kilómetros llegaremos a lo que hemos localizado como el segundo campamento: una antigua granja de avestruces.

A partir de aqui, el paisaje cambia completamente y cruzando la carretera de asfalto entramos en el Parque Natural Dorob con un desierto amplio y cambiante en donde acamparemos por quinta vez en las inmediaciones de una mina abandonada de aguamarinas. La quinta etapa es la llamada larga y en este caso tiene algo menos de 70 kilómetros. La primera parte es muy interesante con dos minas de cuarzo blanco y rosa para poco después cruzar el macizo de Rossing, una de las pocas elevaciones de la zona pero desde donde se disfruta de una vista excelente. Bajando Rossing pasaremos por otra mina, esta vez de mármol y subidos en la cima de una pequeña cordillera de piedra negra llegaremos a cruzar de nuevo la carretera para volver al rio Swakop y dirigirnos hacia el último campamento en medio de las grandes dunas.

Aunque la previsión para el último día de carrera no esta clara, las dunas deben ser parte de una carrera en Namibia por lo que consideramos un riesgo aceptable montar el campamento ahí. El proyecto de la nueva carrera estaba listo a tiempo y todo se ha desarrollado de la manera adecuada cuando han llegado los corredores. Algo de viento en el primer campamento, pero mucho menos del que ha soplado en Walvis Bay, les ha hecho olvidar el recorrido anterior y en general los comentarios de cada etapa han sido buenos.

La última etapa, solo de 5,5 kilómetros por las dunas para llegar a la playa justo en las inmediaciones de Swakopmund han sido la guinda de este precioso pastel del que tanto los corredores, como los voluntarios y cada miembro de la organización ha disfrutado durante toda la semana. Si los virus nos lo permiten, esperamos celebrar la próxima edición de la carrera en mayo 2022 de manera normal y con el recorrido originalmente preparado en el que las salinas, el océano Atlántico y las dunas de arena donde viven los Topnaars, una rama de los Naam, nos abran sus secretos.

 

 

Carlos UltrarunRacing the Planet
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