Nahila Hernández es la ultrafondista latinoamericana más importante. Los 4 Deserts, el Marathon des Sables o la Badwater son algunas de sus conquistas entre las que destacan también proyectos personales como el cruce del Desierto de Atacama. En 2018 se propuso completar la triple corona de las doscientas millas que se organizan en Estados Unidos: Bigfoot 200, Tahoe 200 y Moab 240.
La Bigfoot 200, el pasado mes de agosto, fue la primera de esas tres pruebas de doscientas millas. Después llegó la Tahoe 200, hace apenas un mes y este fin de semana la Moab 240. Una edición, la de la prueba de Utah, que este año ha vivido condiciones épicas por la nieve y la meteorología que obligó a la organización a modificar el recorrido, teniendo que completar finalmente 243 millas.
Cuatro días y dos horas después de haber tomado la salida, Nahila Hernández llegaba a la meta de Moab, a las 10:24 hora local. En palabras de Nahila: «Es lo más duro que he hecho. Tengo el cuerpo destruido, pero el alma entera y enriquecida»
El formato de cada una de las pruebas tenía un límite de tiempo de 105 horas en las dos primeras carreras y 112 horas en la última. En el caso de la Triple Corona no estamos hablando de tres carreras de 200 millas, sino mas de 1000 kilometros en menos de 3 meses. Era importante llegar lo más entera posible a la última, que por lo demás era la más corrible pero también la mas larga (386 kilómetros), y que a la postre resultó la más complicada por la meteo.
Este reto de Nahila Hernández también ha tenido un componente solidario. Nahila es embajadora de World Visión, una ONG que está en muchos países y funciona a través del apadrinamiento de niños y proyectos focalizados en las necesidades locales. En este caso, en el contexto de que las carreras han sido en USA encontraron una oportunidad particular para abordar el tema de la migración infantil que es un problema gravísimo mundial y tan vigente justo en estas fechas.