Marató del Dements. Una maratón de montaña pura y dura, sin adornos.

Simplemente una maratón de montaña. Así califica David Sánchez Haro la Marató dels Dements. Esta es su crónica personal de su participación en la Marató dels Dements 2017.

Ya es el cuarto año que se disputa la Marató dels Dements que la organización asienta sobre dos pilares: la seguridad del corredor y el respeto al medio ambiente. Esto no son solo palabras sino que se ve a lo largo de la carrera y que se une a un contagioso amor y orgullo por su Sierra de Espadán. Un gran equipo humano vela por el corredor desde los animados voluntarios a los organizadores pasando por protección civil, servicio sanitario o bomberos.

El nombre de la carrera (de los dementes) no  es casual… desde sus primeros compases por un empinado trazado de las calles de Eslida la cosa empieza a prometer. Ese será el poco asfalto o adoquinado que se pise durante la carrera ya que prácticamente discurre toda por un estrecho sendero.

El perfil de sierra anuncia que es una carrera rompepiernas, algo que ya nos lo certifican sus 3808m positivos. Pero una cosa son los números y otra es vivirlo. El terrero de la sierra levantina es abrupto y roto, el sendero se ve salpicado de piedra rota o de rocas que pugnan por asomar y que hacía que el corredor no pudiese perder la concentración en ningún momento para evitar ir al suelo.

La subida del puntal de L’Adjul es la primera subida donde te preguntas quién te manda a ti… 2km con una pendiente de 30% y en algún momento puntual de 70% que unas cuerdas facilitan salvar el escollo. Acaba de empezar lo bueno… poco después de pasado Ain encaramos su Finestra, camino del pico Espadán, allí se quedan las últimas fuerzas y tienes la certeza que se te va medio día en el maratón. El problema es que todavía te quedan más de 12km y 1400m positivos. Los corredores ya empiezan a ser mermados por calambres y un agotamiento muscular como en pocas, o ninguna, de las carreras de esta distancia. Después de seguir subiendo a golpe de bastón, a paso lento y bajando más lentamente, van pasando picos hasta que llega la Penyablanca con una subida bestial que se te asemeja a una pared pero que te recompensa por unas vistas al atardecer increíbles. El cresteo que sigue nos muestra la belleza de la arbolada sierra y se ve hasta el mar en la lontananza.

Por si quedaba un ápice de fuerza en esas piernas lo que queda es una bajada bestial a esas alturas de la carrera: 644 metros de bajada en 2 km que te llevan a un arco en mitad de la nada que te da paso a la bajada «homenaje al corredor»… bonito detalle que ya lleva al corredor entre público y voluntarios que con cencerros comparten la gesta de entrar en una meta en Eslida llena a reventar y donde te sientes demente, héroes, campeón y, sobre todo, vacío. Porque la sierra de Espadán se ha llevado tus fuerzas pero te ha dejado las pupilas llena de rincones preciosos y vistas aéreas fabulosas.

Con razón es una de las carreras más recomendada por los amigos de esto de correr por la montaña… porque este maratón es exactamente eso: una carrera de montaña pura y dura. Donde no vale especular y la sierra media del levante se muestra orgullosa, con genio, para no tener que envidiar a aquellas alturas pirenaicas y que los corredores exigentes quedan saciados y abrumados en esta bonita carrera creada con el mimo y el cariño del que ama nuestro deporte.

Larga vida al Marató dels Dements por sus propios méritos.

 

Fotos: Monrasin

 

 

 

 

 

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