A las 7:00 de la mañana, en tandas de salida de cuatro participantes, guardando el metro y medio exigido de distancia social y en intervalos de 30 segundos, se ponía en marcha la quinta edición del Ultrail La Covatilla en el recinto ferial de Béjar. El acceso al cajón de salida se realizó también de manera escalonada y con la pertinente mascarilla hasta el instante mismo de echar a correr. Los inscritos a la modalidad Ultra fueron los primeros en pasar por un protocolo de seguridad estudiado durante meses que posibilitó la celebración de una de las pocas carreras de montaña que ha permanecido en la agenda otoñal.
Una hora más tarde se repetía la escena con los 200 corredores de la modalidad Trail y, ya a las 9:00 de la mañana, con idéntico formato, lo hacían los participantes del X-Cross en el pueblo de Baños de Montemayor. Así, cerca de medio millar de deportistas dieron vida a la edición más dura que se recuerda en la comarca. No solo por las medidas de seguridad establecidas ante la crisis sanitaria, sino también por las bajas temperaturas registradas en las zonas altas del recorrido. El frío y la niebla dejaron heladas en parte del trazado, lo que obligó a la Organización a realizar modificaciones de última hora.
La segunda posición del podio fue para el vasco Jokin Garai (8:12:53) y la medalla de bronce para Rodrigo Monasor (8:15:01). En cuarto lugar llegó Guillermo Ramos, atleta de Candelario, con un crono de 8:18:40.
En categoría femenina todos los pronósticos apuntaban al triunfo de Maite Maiora y la atleta vasca no decepcionó. En su primera participación en Ultrail La Covatilla aseguró haber descubierto “un recorrido precioso que me ha sorprendido muchísimo y al que espero regresar pronto”. Con un tiempo de 9:47:04, dominó desde el principio hasta la meta sin dar opción a sus rivales. Elena Gallardo fue segunda (10:52:10) y Ana Cristina Constantin tercera (11:29:01).