Que se prolongue nuestra vida deportiva, sólo depende de nosotros. El nivel que podamos mantener es lo de menos, pues en cierta manera ya no está en nuestras manos, lo que si está en nuestras manos es saber disfrutar con lo que tengamos.
Lluis Capdevila es preparador físico, especialista en diseño de rutas y organitación de eventos deportivos. Como
corredor profesional de raids de aventura ha participado en 29 pruebas
de la Copa del Mundo , y ha ganado dos veces la Copa del Mundo de Raids
de Aventura , 2000 y 2001 y una vez el campeonato de Europa de Raids de
aventura. Ha ascendido al Mont Blanc con esquís , ha participado en una
expedición al Makalu ( Nepal ) 8484 m , el K2 ( Pakistán ) 8611 m entre
otras cimas.
corredor profesional de raids de aventura ha participado en 29 pruebas
de la Copa del Mundo , y ha ganado dos veces la Copa del Mundo de Raids
de Aventura , 2000 y 2001 y una vez el campeonato de Europa de Raids de
aventura. Ha ascendido al Mont Blanc con esquís , ha participado en una
expedición al Makalu ( Nepal ) 8484 m , el K2 ( Pakistán ) 8611 m entre
otras cimas.
Una de las cuestiones con que nos enfrentaremos en nuestra vida como deportistas, es la del paso del tiempo. Esto es inevitable y afecta a todos, pero de distinta manera. Lo aceptas y te adaptas, o no lo quieres ver y vas yendo de frustración en frustración.
A un deportista el paso del tiempo no solo le repercute en los cambios físicos que percibe mirándose en un espejo. Normalmente nos afectan mucho más los cambios físicos que nuestro rendimiento deportivo. Es decir aceptamos más fácilmente ser más feos, arrugados y habernos hecho donantes de pelo, que el ir perdiendo poco a poco, nuestra forma física.
Con el tiempo y muchas horas de entrenamiento, conseguimos llegar a tener un cierto nivel. Esto es lo que nos permite hacer actividades o competiciones de una manera y a un ritmo determinado. Con el paso de los años conservar este nivel se va volviendo cada día más difícil, independientemente de los entrenos que podamos ir haciendo, porque nos costara más recuperar y asimilarlos. Si además nos ofuscamos en querer hacer entrenos muy largos y duros, la recuperación también será más larga y más dura.
Hay entrenamientos para mejorar, para mantener y los que nos tocan ahora: entrenar para perder el mínimo posible.
Es duro para todos ir viendo que lo que hacíamos antes cada vez nos cuesta más. Seguir el ritmo de deportistas más jóvenes es cada vez más duro y difícil, pero si somos capaces de aceptarlo, no nos tendrá que preocupar más de lo necesario. Es decir, es mejor seguir haciendo deporte adaptándonos a nuestro nivel actual, que dejar de hacerlo por no querer asumir lo que somos.
Es inútil machacarse constantemente con el: “¡yo por aquí subía a mil por hora!”. Es mejor que sigas subiendo durante mucho tiempo por ese sitio, que la velocidad a la que lo hagas.
En la vida hay un tiempo para cada cosa y que se prolongue nuestra vida deportiva, sólo depende de nosotros. El nivel que podamos mantener es lo de menos, pues en cierta manera ya no está en nuestras manos, lo que si está en nuestras manos es saber disfrutar con lo que tengamos.
Es duro ver deportistas que no quieren rendirse a la evidencia y siguen entrenando a un nivel que su cuerpo ya no esta dispuesto a aceptar. Esto también puede llevar a cruzar una línea peligrosa entrando en terreno de arenas movedizas, que no vale la pena.
Es posible también que la insistencia nos llegue a causar algún problema de salud o físico. Y es que llegados a cierto punto, hincharnos de vitaminas milagrosas o tomar garrafas de colágenos para engañar a las articulaciones, no va a solucionar el desgaste de tantas y tantas batallas.
Con el paso de los años perderás nivel físico, pero ganarás experiencia, y las salvajadas que antes necesitabas para sentir que habías entrenado a tope y que habías cumplido contigo mismo, ya no serán necesarias. Valorarás más el paisaje de una ruta que su dureza, la compañía en que la hagas, que los pitos del pulsómetro, obteniendo de esta manera unas compensaciones diferentes. Ya no hacemos el hacer por hacer, sino que hacemos el hacer para obtener.
Si no te obsesionas con el nivel que tenías, pensando siempre: ¡con lo que yo había sido! podrás disfrutar mucho más del nivel que tienes ahora.
Y es que obsesionarse en que podemos mantener el ritmo que teníamos no es una buena manera de ir asimilando el paso del tiempo. Es mejor mirar hacia adelante y buscar nuevos objetivos, que perderse en la nostalgia mirando siempre hacia atrás.