Los de Filadelfia nos traen para el catálogo primavera 2018 una renovación de la Caldera 2, una zapatilla que si en parte ha estado a la sombra de la Casadia 12, ha demostrado dentro del segmento «ultrero» que es un producto perfectamente válido para largas distancias. De hecho, la marca la recomienda de forma expresa para esta modalidad, y es por ello, que la encaja dentro de su categoría Energize, es decir, zapatilla ultra-amortiguada.
La Caldera 2 no varía en el peso con respecto a su predecesora, ya que detiene la báscula en los mismos 297 gramos (número 44). Se sigue manteniendo el mismo drop 4, y el precio de 140 euros la situan en el mismo grupo de superventas como la Hierro V2, Saucony Peregrine 7, Salomon Wings Pro2, etc…
Brooks, ha optado por un cambio sobre seguro, y del mismo modo que sucederá con la próxima Cascadia 13, han dejado exactamente la misma suela, y media-suela. Están seguros de que su funcionamiento es satisfactorio, y esa convicción es lo que les ha llevado a dejarla intacta. Nada de experimentos.
Los tacos de 2´5mm. de mordiente, multidireccionales y distribuidos es pequeñas «islas», o segmentos, trabajando conjuntamente con unas ranueras que rodean estas zonas, hacen que se adapten al terreno de forma muy efectiva, me recuerda a las orugas de los tanques o excavadoras, es decir, diríamos que casi dibujan el terreno. Esta suela funciona a la perfección en todo tipo de terrenos compactos, no así en barro, donde rápidamente topamos con sus límites, viendo que colapsa con rapidez. La parte positiva de este desaguisado, es que con el bajo perfil de esos tacos, y las ranuras que facilitan esa flexión, hacen que podamos desprendarnos del pegajoso elemento de forma razonablemente rápida.
La media-suela BioMoGo DNA, es la conocida de la casa, con un perfil tirando a alto, y unos biseles laterales que facilitan la compresión del polímero. Debido a su perfil alto y su agradable tacto, Brooks sigue prescindiendo de la placa anti-rocas, que si equipa la Cascadia. Esta media-suela se caracteriza por ser muy receptiva y no Newtoniana, de forma que se adapta a la forma con la que pisamos, nuestro peso, y la velocidad a la que impactamos, y nos devuelve la energía en función de estas variables, un detalle que si bien funciona, hay que hilar muy fino para percibirlo. El tacto, es suave y nada rebotón.
En cuanto al upper, no hay nada igual al modelo 2017. Como tejido principal tenemos un Cordura AFT (Air Flow Tecnology) con un aspecto de lo más resistente, veremos que tal aguanta los envites de los kilómetros en las críticas zonas de flexión, pero lo cierto, es que a priori y sobre el papel, la resistencia al desgarro y a la abrasión me parecen evidentes.
El interior esta vez viene con una especie de botín interior tan característico en las últimas fechas, en tenido Ariaprene, quizás un tanto grueso para los meses más calurosos. Tendremos que comprobar las sensaciones en dichas fechas. La zona de puntera ahora está bastante más despejada, ya que se han eliminado termoencolados, aunque se ha ganado en protección al incorporar un material que al tacto se nota algo más firme. El revestimiento que da estructura a la zapatilla sigue siendo encolado en un plástico de gran apatabilidad (3D Rubber Print), y la verdad es que nos rodea el pie de forma cómoda. Los cordones planos semi-elásticos colaboran también a ese ajuste y confort, al repartir la presión sobre el empeine.
La zona de talón matiene la misma rigidez estructural, pero ahora el collar en un tejido más aspero y resistente, es algo más cerrado, detalle que los que tenemos los pies estrechos agradeceremos. El velcro sujeta-polainas característico de este modelo, se mantiene. La lengüeta sigue con el mismo gorosor y su bolsillito, pero éste resulta poco práctico, ya que queda por debajo del segundo ojal, y por tanto la maniobra de esconder el sobrante de la lazada se convertirá en un ejercicio tedioso. El interior restá muy cuidado, como es habitual en Brooks, donde encontramos una excelente plantilla, y un footbed pensado para drenar el agua de la forma más efectiva y rápida.
Al ponerme la zapatilla, tengo la sensación de que ahora es algo más estrechita de la parte delantera, y echo a faltar el flanco interior que aguanta nuestro pie (muy parecido al de la Cascadia en cuanto a efecto, no en estética) que tenía la versión anterior. Ese faldón me daba mucha segurida en giros y apoyos, evitando derivas laterales indeseadas.
En conclusión, una zapatilla para larga distancia, terrenos no demasiado exigentes técnicamente, de buen pisar compacto y corredores de peso medio e incluso elevado.
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