Llevo días reflexionando sobre la conveniencia o no de hacer unas olimpiadas en nuestro territorio. No es un tema sencillo, por lo que para tener una idea firme tenía que pensar y escuchar mucho.
Los primeros pensamientos que tuve fueron rememorar este verano, y lo que disfruté viendo las olimpiadas por la televisión. Me encanta ver ese ambiente, el espíritu olímpico, el deporte, la convivencia, la superación, la solidaridad, la mezcla de culturas. Aquí, todo el mundo es igual.
¿Por qué no podemos tener el privilegio de vivir eso de primera mano, en nuestra tierra? Pero sabemos que históricamente no todo ha sido bueno. Se ha gastado mucho dinero en otras ocasiones y se han hecho infraestructuras que luego no se han utilizado.
Sigo con lo mío: escuchar. Parece que se quiere aprender de los errores, no concentrar las olimpiadas en un pequeño espacio y ser cuidadosos en las infraestructuras necesarias. Estas declaraciones me gustaron: «Ahora hay que adaptar las olimpiadas al territorio y no el territorio a las olimpiadas».
Pensando en el Pirineo y los problemas que tenemos dije: «¿Por qué no pensamos en unas olimpiadas que solucionen los problemas que sufrimos? Puede ser perfectamente compatible una cosa con la otra.
Tenemos problemas con la vivienda. ¿Por qué no hacemos pequeñas villas olímpicas por zonas y luego esas viviendas se utilizan para alquiler tasado? Hay dificultades con las telecomunicaciones. Las olimpiadas nos aseguraran, y tiene que ser así, que el internet de última generación llegará a todos y cada uno de nuestros pueblos. La saturación de los fondos de valles con los vehículos es cada vez más importante. ¿Por qué no se hacen inversiones en aparcamientos disuasorios y fomentamos el transporte público?
Terminamos de modernizar el Canfranc. Hacemos una apuesta por el transporte colectivo y controlamos la circulación de vehículos por estas zonas tan sensibles. Autobuses con energías limpias, el mencionado ferrocarril y otros medios de transporte podrían ser la solución, por ejemplo.
El cambio climático es una realidad. ¿Por qué no aprovechamos las olimpiadas para convertir las estaciones de esquí en estaciones para todo el año? Que determinadas actividades turísticas que suponen un mayor impacto se limiten a estas zonas que ya tienen una afección, y, a cambio, se pueden proteger otras. Seguro que hay muchas otras cuestiones que se pueden mejorar con la participación de la gente que vive aquí.
Veo que se pueden plantear una olimpiadas sostenibles y que nos ayuden de cara al futuro. Eso sí, siempre contando con el territorio. Tenemos que ser una parte fundamental de este proyecto; si no, no será.
Puede ser más cómodo decir que no y ya está, incluso más sencillo, pero yo no estoy donde estoy para hacer lo sencillo. Estoy para «complicarme la vida».
Si se hacen las cosas bien puede ser una gran oportunidad para solucionar muchos problemas que tenemos que, si no es con un evento de este tipo, tardaremos mucho en resolver. O no se solucionarán nunca. Pero eso: Si hacemos las cosas bien.
Valoremos que en el planteamiento está todo el Pirineo, una amplia superficie, acompañados de dos grandes ciudades como Zaragoza y Barcelona, que para mí es fundamental. Pido altura de miras por todas las partes, un planteamiento sostenible y contando con las gentes que vivimos aquí. Que los que ya se han posicionado por el no sin conocer el proyecto esperen a verlo, aporten sus ideas y busquemos el bien común.
El resultado final, si las cosas se hacen bien, puede ser muy bueno para nuestra zona. No creo que nos debamos desmarcar de este proyecto. Por eso mi reflexión final es sí, pero con condiciones.
Fernando Sánchez Morales. Alcalde de Canfranc.