Si eres creyente tienes que viajar a Israel. Si no lo eres, también. Yo, que me encuentro a medio camino entre las dos afirmaciones, no puedo resumir de mejor manera mi viaje a Israel, un país que desmonta tópicos e ideas preconcebidas desde que pones el pie en él. El viaje de mi vida.
¿Por dónde empezar? Sin duda, por lo que te esperas encontrar cuando llegas a Israel. Influenciados por las noticias que llegan todos los días, la imagen que uno espera es la de un país militarizado, un estado con policías y soldados en cada esquina. Nada más lejos de la realidad. La presencia de ejército y policía durante las dos semanas que pasamos en agosto fue nula, eliminando de un plumazo uno de los tópicos más extendidos. El otro, el de la seguridad, también cae por su propio peso. Israel es un estado totalmente seguro más allá de las precauciones mínimas que se deben tomar en cualquier viaje.
El Estado de Israel es un país de dimensiones amables para el visitante. Sus menos de 500 kilómetros de longitud y apenas 135 de ancho en su parte más amplia, lo hacen tremendamente cómodo para el turismo. En quince días se puede conocer lo más importante y volver a casa, más importante todavía, con una visión global del país, de su gente y de todo lo que ofrece al visitante. Tanto en transporte público como en coche de alquiler, la opción que elegimos nosotros, es fácil desplazarse. En el caso de moverse en automóvil, la red de carreteras es buena, se encuentra en perfecto estado y, de nuevo lo destaco, es totalmente seguro desplazarse por tu cuenta.
Respecto a la distribución de los días, dividimos Israel en cuatro partes diferenciadas para nuestro viaje: Norte (Haifa, Acre, Safed, Tiberiades), Jerusalén, Neguev (Mar Muerto, Masada, Israel National Trail, Shaharut) y Tel Aviv. El norte, por el significado religioso e histórico. Jerusalén no necesita explicación. Neguev y Mar Muerto por la fascinación que me producen los desiertos además de poder realizar un tramo del INT y Tel Aviv por descubrir el Israel más moderno.
Haifa y el norte de Israel.
Haifa tiene un significado muy especial para mi. Mi fascinación por Israel y el Mundo Judío viene de la lectura en mi adolescencia de “Exodo”, de Leon Uris, libro en el que la ciudad portuaria tiene un importante protagonismo. La Haifa de la actualidad ha cambiado mucho respecto de la de 1948, pero sigue manteniendo el encanto de las ciudades portuarias, acentuado en su caso por la importante presencia de musulmanes y cristianos que, unidos a los judíos, forman un modelo de convivencia. La tercera ciudad de Israel es también la puerta de acceso al norte. Una ciudad que como mejor se conoce es caminando sin rumbi entre sus calles, visitando sus mercados y mezclándose con los locales pero que tiene dos puntos de interés ineludibles: los Jardines Baha’i con la cúpula dorada del Bab y la Colonia Alemana, el barrio en el que desembocan en cascada los jardines. Un barrio, similar a otras colonias alemanas en el resto de Israel, que data de finales del XIX y que en la actualidad se ha convertido en el centro de ocio de Haifa. Cenar en la terraza de uno de sus restaurantes, alzar la vista y contemplar desde ella los Bahai es un imperdible de la estancia en Haifa.
A apenas 25 kilómetros de Haifa se encuentra Acre, la ciudad que albergó la mayor fortaleza de los templarios y que automáticamente te traslada a la época de las cruzadas, al puerto donde llegaban peregrinos a Tierra Santa y cruzados. Acre se disfruta con calma, paseando sin rumbo (y sin plano porque es mejor perderse) entre sus estrechas calles, descubriendo rincones y terminando en el puerto para dar la vuelta, perderte de nuevo y regresar al puerto. Oler a mar y a las especias de su mercado, escuchar a los comerciantes y hablar con ellos y encontrar galerías de arte antes de visitar a fondo la fortaleza templaria.
Safed es uno de los lugares que se deben visitar sí o sí en Israel. Por su significado histórico, por lo que representa para el Judaísmo y por haberse convertido en los últimos años en un centro de artistas. En Safed se entra en contacto con el Israel más tradicional, algo que se va percibiendo cuando avanzas con el coche por una carretera de montaña que deja Tiberiadas a un lado. Safed es la ciudad israelí a mayor altura y su posición le hizo ser un lugar fundamental en la Guerra de la Independencia de 1948. Es también la capital de la Cábala y del misticismo judío, en el pasado y en la actualidad. Una ciudad que te sumerge en las raíces del Judaísmo y en la que paseas entre ortodoxos como alguien en un mundo diferente pero recibido con los brazos abiertos.
Una vista al norte de Israel no puede darse por completa sin visitar alguno de los lugares que menciona la Biblia. Nazareth, el lugar en el que el Angel Gabriel se le apareció a María y donde Jesucristo vivió la mayor parte de su vida o Tiberiades, el Mar de Galilea, el que Jesucrito caminó sobre sus aguas.
Imperdibles
Perderte sin rumbo en el mercado de Acre, contemplar las vistas de Haifa desde lo alto de los Jardines Baha’i, mezclarte con los judíos ortodoxos en Safed.
Donde correr en Haifa
Su cercanía con el Monte Carmelo ofrece varias rutas, tanto de trail como de running. La mejor opción para el trail es perderse por los múltiples senderos del Monte Carmelo en los que, seguro, encontraremos impagables vistas. Si prefieres conocer Haifa con las zapatillas puestas, sal a primera hora de la mañana a los pies de los Jardines Baha’i y asciende por las calles adyacentes hasta llegar a lo alto del Monte Carmelo. Tras contemplar las impresionantes vistas de la ciudad, desciende hacia el puerto mientras atraviesas las calles que comienzan a despertar. Continúa por el centro de la ciudad hasta las playas y el Museo Marítimo y regresa dirección Colonia Alemana para, tras recorrer la Avenida Ben Gurion, finalizar en el punto de partida.
Donde dormir
Hotel Botánica. En una ubicación inmejorable en la Colonia Alemana, en la entrada de los Jardines Baha’i y con unas vistas y situación excepcionales. De reciente construcción, sus espaciosas habitaciones, el excelente desayuno y la piscina en la azotea donde descansar tras un día de visitas le hacen ser una de las mejores opciones en Haifa.