70 ediciones de Saintélyon dan para mucho. Para escribir páginas que ya son historia del trailrunning y para convertir esta prueba en un monumento de nuestro deporte. Como setenta años no se cumplen todos los días, la edición del próximo 30 de noviembre promete ser especial. La organización de la prueba quiere que la fecha no pase desapercibida, por ejemplo ampliando el número de dorsales a 20.000, un número que incrementa en tres mil el tope de capacidad autoimpuesto por la propia organización, y que solamente veremos en este 2024.
El recorrido de la edición 2024 era uno de los secretos mejor guardados hasta esta pasada semana, cuando se ha hecho público, sorpresa incluida. Y es que la decana del ultratrail en Francia crecerá hasta los 82 kilómetros. Las condiciones especialmente duras de la, aunque todavía otoño, invernal noche en el Lyonnais se incrementarán en cuatro kilómetros. La nieve, la lluvia, el frío, el barro y la noche, habituales del recorrido entre Saint Etienne y Lyon, tendrán cuatro kilómetros más para acompañar a corredoras y corredores, para disfrutarlas y sufrirlas a partes iguales.
Estos cuatro kilómetros son un regalo de la Organización, que no ha querido dejar pasar la oportunidad de añadir un poco de picante a está edición tan especial. Se modifica un poco el recorrido habitual, unos cambios centrados sobre todo en tres puntos. ¿Qué es lo que cambia?
Para empezar, se introduce un tramo de 20 kilómetros sin avituallamientos, ya que la primera parte del recorrido cambia hasta el primer punto de control. Habitualmente instalado en el km 16, se retrasa hasta el km 20, en Saint-Christo-en-Jarez. Los participantes lo cogeran con ganas, porque este primer tramo del recorrido es principalmente cuesta arriba, sobre todo con el nuevo tramo , en el km 18, desde la subida de Valfleury al Col de la Gachet. Los nuevos tramos tienen más desnivel que en ediciones anteriores, ten cuidado de no perder demasiada energía al inicio de la carrera.
La Saintélyon tiene un antes y un después en el punto más alto de la carrera, la Signal de Saint-André a 934 m sobre el nivel del mar. Poco más adelante de la mitad del recorrido, es el momento en el que el terreno comienza a ser favorable. En la estrategia de carrera es importantísimo llegar vivo aquí. Es la parte más codiciada del recorrido, aquella en la que los corredores sueltan las piernas y se dejan llevar por la velocidad. Sin embargo, la experiencia dice que las condiciones meteorológicas serán peores desde aquí. Se cambia de vertiente, aumenta el frío y e sposible que los caminos estén helados. Además este año, desde el km 44,5 hasta el avituallamiento de Chaussan Saint-Genou en el km 48, la pendiente será muy pronunciada. En ediciones anteriores, este descenso llevaba a la cima del Bois de la Dame, pero este año se llegará a su punto más bajo. No en vano el desnivel positivo de la SaintéLyon es menor que su desnivel negativo, sobre todo por esta parte.
A menudo oímos hablar del «muro» en los maratones, pero en la SaintéLyon este temido momento llega al final de la prueba, ya cuando se comienza a entrar en Lyon. En el km 76, seis kilómetros antes del final, tendrás que afrontar una subida conocida por su dificultad: el Aqueduc du Gier en Sainte-Foy-lès-Lyon. Con 75 kilómetros ya en las piernas ya visión del acueducto y su ascenso te traslada al infierno de Dante. Es el último esfuerzo, físico y mental. Muy empinado al principio, tendrás unos metros de respiro antes de iniciar la segunda parte de la subida.
Sólo faltará llegar a la meta y cruzar el arco en el corazón de la Halle Tony Garnier. Chaponost, Soucieu-en-Jarrest, Sainte-Catherine o Saint-Étienne serán nombres que quedarán en la memoria y ser finisher de la 70.ª edición Saintélyon será un momento grandioso en la vida de un corredor de trail.