Cada novedad o remodelación de Brooks la recibo con gran atención, y es que los de Filadelfia están acertando de pleno con sus modelos, tanto de asfalto (con modelos superventas), como en montaña.
En este caso, tenemos las «nuevas» Caldera 3. Este acompañamiento entrecomillado viene otorgado, en parte con razón, pues aunque cuantiosas son las novedades de esta tercera Caldera, su identidad permanece intacta, como su -ya- característica suela, y mediasuela, asociada a su drop 4 y stack de 20mm. en metatarsos, y 24mm. en talón.
Veamos las novedades que trae consigo:
1- Upper más ligero y simplificado. Ciertamente, si con la segunda generación nacía el 3D Rubber Print, casi simultáneamente que en las Levitate 1, Glycerin 15 y Ghost 10, como un sistema impreso en 3D (aunque deberíamos decir encolado) sobre el tejido para dar soporte y cuerpo al upper, vemos que en esta nueva generación, descartan ese sistema. El nuevo tejido y refuerzos parcialmente transparentes me recuerdan muchísimo a la Saucony Peregrine 7 y su traslúcido Flexfilm. No creo que tengamos que temer demasiado por la durabilidad, ya que la capa interior, tiene una especie de exoesqueleto, que me da confianza en lo que a envejecer bien se refiere. La marca presume de buen drenaje, ergo inevitablemente, también una buena ventilación.
La protección en los flancos, sigue siendo perimetral, como en la primera versión (una ausencia que critiqué en la segunda versión), aunque no tan contundente. Posiblemente, este nuevo tejido, nos de más sensación de frescor que el anterior tejido Ariaprene mesh combinado con el Cordura AFT.
Y hablando de protección; la zona de uñero se prolonga considerablemente incluyendo además unos discretos reflectantes. Bien.
2-La cordonera mantiene la configuración de 6 ojales más el adicional, con unos cordones más anchos y planos, que les cuesta algo más correr entre los agujeros de sección rectangular que en la anterior versión. Bien pensado incluir un pequeño orificio en la parte baja de la cordonera para anclar el gancho delantero de unas polainas, si vemos la necesidad de utilizarlas.
3-La lengüeta es algo más fina, y la unión con los laterales para dar esa sensación de botín, está mejor ejecutada (en tejido Ariaprene), llegando más al exterior de la lengüeta, y con un acabado más limpio. Eso si, ya no tenemos el bolsillo para guardar el resto de lazada (que no es en absoluto excesivo), ahora tenemos una goma entre los ojales 3 y 4, para introducir el sobrante de cordón, al estilo de las Adidas Terrex Trailmaker o las primeras Hoka Rapa Nui.
4-El grueso collarín de las dos primeras versiones queda atrás, para ahora ser en un atractivo tejido espigado, y menos contundente. Sigue siendo altamente cómodo, no encuentro a faltar más acolchado. Estéticamente deja esa suavidad de formas, y ahora se parece -algo- más a una Cascadia 13. Hablando de la Cascadia, precisamente toma prestada de ésta, el sistema de tirador trasero, con el velcro interno para sujetar la polaina.
Todos estos cambios, que en parte, me parecen positivos (a falta de ver en dinámico que tal sujeta el upper en la zona media, con fuertes inercias), son los que finalmente, contribuyen a que la báscula detenga sus dígitos varias unidades antes, así pues, pasamos de los anteriorres 296 gramos (10 USA), a los actuales 278 gramos (pie izquierdo) o 290 gramos (pie derecho).
Una opción interesante para los corredores que busquen suavidad en sus kilómetros con un peso contenido, que no necesiten un calzado extremadamente técnico, que incluso, en zonas de transición en asfalto se desenvuelve con soltura gracias al compuesto BioMoGo DNA que toma de los modelos de asfalto con resultados constatables.
Es un producto apto para gran espectro de corredores, ritmos, y pesos, aunque obviamente su target objetivo es el corredor de ultradistancia.
Mantiene el precio en 140 euros, en la línea de las Hoka Speedgoat 2, Asics FujiTrabuco 7, y New Balance Hierro V3.