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Berrocal vuelve a convertirse en anfitrión del trailrunning más solidario.

La cuarta edición del Trail La Sonrisa de Rafa fue de nuevo un éxito de participación en el que casi mil corredores demostraron su solidaridad. Isabel Carrillo y Juan Pérez Torregrosa vencieron en el trail largo.

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Por Irene de Haro
Puedes seguir a Irene en su Twitter @Irenedharo

Es 20 de enero. Hace un día más que espléndido. Con su sol. Con sus desacostumbrados calores de principios de año. Es un día luminoso y radiante. Y unas mil almas nos hemos reunido en Berrocal para ponernos en la línea de salida. Para tomar parte en la celebración de la carrera “La sonrisa de Rafa”, en sus dos versiones, 26 o 9 kilómetros.

Allí nos reunimos, condensados en dos calles estrechas y abarrotadas, con alegría y ganas, voceando a la luz. Los de Rafa son unos ojos claros: ojos claros y serenos, como los del poema, pero estos son ojos llenos de amor. Nos mira, con su osito-brazalete, y echa vistazos al reloj porque ya vamos tarde a la salida. Rafa está concentrado. No preocupado, pero sí inquieto porque quiere que todo salga bien. Se afana en atendernos a todos. Uno a uno: con todos se para; con todos tiene un momento; a todos nos da las gracias por estar allí. Con sus ojos claros, serenos, sonríe. Nos hace el regalo de esta experiencia y nos quiere acompañar.

Pic: Adolfo Pulgar

Rafa perdió a su hijo por un cáncer. A Rafa la vida le devoró parte de sí, le arrancó una pieza vital de su existencia: al pequeño Rafa. A su hijo. Que amaba correr.

Junto al arco, Rafa estaba en pie cuando se dio la salida. Allí, nos invitó a vivir esta historia: la historia de un padre que ama a su hijo y que permanece erguido aún por él. La historia de un padre que sublima su desdicha, que la convierte en una oportunidad para honrar a quien nunca estará ausente, pues late en la sangre misma de su familia (padre, madre y hermana), y en la de todos los que allí corríamos ayer, y que lo hacíamos por él, acogiendo en el nuestro su corazón, ya terciopelo ajado, y para siempre vivo.

La carrera fue un motivo para vivir. La carrera fue una fiesta de presente alegre,  fue la presencia constante del Rafa pequeño y desbocado que tanto quería correr. Y con ese amor, y con la dicha de la reunión, alegres, luminosos, plenos… así corrimos. Por Rafa. Por su padre. Por su familia. Y por toda la ayuda que pudiera suponer la donación de lo recaudado para luchar contra el cáncer.

Tras todas las horas de aquella mañana intensa y larga, en aquella línea de meta, con sus ojos cegados por un sol de primavera en invierno, Rafa padre, con su brazalete-osito, con la estampa de su niño en su camiseta blanca, con su mirada tranquila, serena, nos esperó. Uno a uno. A todos. Según íbamos llegando a nuestra meta. Como un anfitrión de una casa generosa donde nunca falta amor porque jamás sobra el recuerdo.

Fotografías: Adolfo Pulgar

 

2 Comentarios
  1. Rafa Aguilera dice

    Impresionante tus pablas!! Muchísimas gracias Irene!!

    1. Irene de Haro dice

      Rafa, gracias a Isabel y a ti. Mil besos.

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