Madre mía que majestuosidad de lugar. De montañas, de gastronomía, de gente adorable y bueno, al fin y al cabo, de cultura directamente.
Vuelta a las cosas del correr largo. Vuelta a lo del dorsaleo y la seguridad de saber que se vienen días de emociones y dureza de terreno y para ello venía de una preparación muy genial de la mano de Roots Center en el camino hacia Canfranc – Canfranc del próximo septiembre.
¿Para empezar? Un primer plato que nos llevaría desde Caín hasta Oseja de Sajambre a lo largo de 38 kilómetros de una dureza y belleza incomparables en mi descubrimiento personal de los Picos de Europa. Madre mía lo que me queda a mí por disfrutar de esa zona de España. Tiene pinta de ser casi inacabable y eso me fascina. 2800+ en los primeros 29 kilómetros que no dejarían a nadie indiferente y menos aún por el sabido calor que iba a hacer presencia durante toda la carrera.
Una temperatura terrible nos atizó a todo el mundo y bueno, ya sabéis que a mí me ataca especialmente (por aquello de ir medio vacío por dentro y con unas cuantas piezas importantes del aparato digestivo perdidas por el camino en el lucha contra el cáncer) con lo que tuve que llegar a elegir entre comer o beber para no deshidratarme y terminé encharcado sin poder comer en las últimas 4 horas del total de 10 que estuve para recorrer el trazado. Unos senderos que no ofrecían descanso en momento alguno. O subías mucho o bajabas más. Y para ello habíamos entrenado, así que ni tan mal. Al menos a nivel de piernas, porque lo que fue la tripa, tela.
Llegué al campamento donde todos y todas compartíamos espacio, comidas, risas, confidencias y aventuras y no fui capaz de cenar ni de desayunar al día siguiente con lo que la segunda etapa quedaba totalmente descartada para mí.
Lejos de quedarme quieto, me metí en el coche del gran Dani Sanabria que estaba cubriendo la carrera para que tuviérais las crónicas de la misma lo antes posible y a generar contenido que fuimos.
Ese sábado me tiré 3 horas sentado en el comedor del Riaño Camp comiendo pasta como si no hubiera un mañana. Mi cuerpo estaba recuperando lo que no había conseguido ingerir el día de antes en carrera. ¡Qué sabio es, joder!
Un buen descanso a la tarde con las Reboots que me dejaron la familia de Somos Deportistas para recuperar las paticas entre etapas y listo para la última etapa que sí pude disfrutar desde Salamon hasta Riaño con 24 kilómetros y 1400+ haciendo cumbre en el imponente Gilbo con una cresta de las que quitan el hipo y enamoran.
El calor hizo también acto de presencia pero se vivía de manera diferente puesto que sabía que me encontraría con el abrazo de Black Coffee Studio en lo alto del Gilbo y de cruzar la esperada línea de llegada a brazos de Pepe haciendo sus maravillosas locuras micro en mano poniendo patas pa’rriba Riaño entero.
Paradas para las fotos de rigor en uno y otro lado, aviso a la familia y amistades de que he llegado sano y salvo puesto que había preocupación por casa puesto que no había pasado un buen inicio de fin de semana pero llegamos. Y tanto que llegamos.
Y a por el fin de fiesta.
Las carreras de montaña son una pasada. Eso es una realidad pero lo que más mola de las carreras de montaña es la gente que las hace posibles, que las corre y quienes llegan para compartirlas aunque no corran. Y así conoces a unas y a otros. Te reencuentras con esa familia de las montañas que se vive de uvas a peras pero que por mucho que pase el tiempo el amor que existe entre nosotros y nosotras es indiscutible.
Eso es lo que hace grande el correr pa’rriba y pa’bajo. Que no te cuenten milongas de los recorridos. Nos vemos durante 3 o cuatro días con suerte y eso te llena de emoción y te carga las pilas porque te cuidan, cuidas sin preguntar y sin pedir nada a cambio. Algo que se echa de menos luego cuando se baja la persiana del evento y has de regresar a la vorágine del día a día.
Mención especial a esta Riaño Trail Run para mi querida Vicky Barbadillo que me ha cuidado en todo momento sufriendo conmigo y por mí. Lo mismo que Dani Sanabria.
Y cómo no, para mi descubrimiento personal de esta carrera con un tipazo como es Jose, AKA BlackCoffeeSudio y su preciosa familia con quien he compartido conversaciones de las que te hacen crecer por dentro casi más que las propias carreras y que, además, es un profesional del mundo de la fotografía que tenéis que disfrutar en su Instagram. ¡Menudo personajazo adorable y qué loco por las montañas y las aventuras!
Por supuesto destacar la genial maquinaria perfectamente engrasada de Terra Incógnita que hacen posible que la Riaño Trail Run sea posible prácticamente sin ningún tipo de sobresalto y teniendo previsión para cuidar de más de 400 personas corriendo por diferentes senderos con total seguridad.
Felipe, Tere, Nani, todo el equipo. Gracias. Sois tremendos y tremendas. Lo mismo que Pepe, ¡el loco adorable speaker granaíno que nos ha tenido arriba todo el fin de semana!
¡Habrá que volver! ¡Que no puedo quedarme sin haber completado el 3 de 3 y eso se queda como una espinita!