Recientemente abordaste el Matterhorn un día después de la cima del Gran Paradiso. ¿Cómo fue este desafío?
Para mí, el Matterhorn fue un desafío más emocional. Tienes que estar muy en forma y es técnico, pero estuvo bien. El desafío emocional fue el peor. Perdí amigos en la montaña y tuve que empezar a hacer terapia y trabajo psicológico en el Matterhorn. Perdí a Gonzalo [su compañera de piso], cenamos un día antes y yo me iba a una carrera en Austria. Llegué allí y un colega dijo que una gran piedra había caído y había matado a Gonzalo y su cliente inglés. Eso tuvo un gran impacto en mí y no pude correr bien.
¿Y también ha tenido sus propios traumas personales en el Matterhorn?
Sí, tuve un accidente cuando me congelé los ojos y pasé tres días en el hospital. No podía abrir los ojos y estuve sola durante tres días en esta cama. Estuve en un hospital donde nadie hablaba inglés. Pero el segundo día, una enfermera italiana y yo pudimos hablar y ella tomó mi móvil para llamar a una amiga y explicarle que yo estaba allí. Pensaba que me quedaba ciega, fue el momento más aterrador de mi vida.
Entonces, ¿qué te hizo volver a conquistarlo?
Es una montaña súper peligrosa pero tuve que regresar. Tres días antes de este proyecto intenté escalarlo para ver si podía hacerlo pero tuve que parar a 4.500 metros por miedo y me puse a llorar. Todavía tenía miedos en mi mente y necesitaba bajar. Pero decidí seguir adelante con el proyecto porque tenía que afrontar esta historia a pesar de que estaba al 90% segura de que no podía escalar el Matterhorn. Era importante intentarlo, algo muy personal. En la cima, la liberación fue asombrosa: el mejor sentimiento de todos, esa libertad, ese maravilloso fluir.
¡Supongo que te mantendrás alejado de allí ahora!
No volveré. Había estado eligiendo entre el jueves y el viernes y elegí el jueves. El viernes, un helicóptero tuvo que rescatar a 20 alpinistas por un deslizamiento de tierra. Tuve mucha suerte en lo que es una montaña peligrosa. Hay tantas rocas caídas allí con el cambio climático…
El cambio climático me lleva a su carrera anterior como abogada ambiental. ¿Qué implicó eso?
Yo era abogado ambientalista cuando vivía en Brasil. Fue hace 15 años y estuve trabajando como abogado durante cinco años.
¿Añoras ese trabajo?
Cuando trabajas para el estado y el país, te das cuenta de que hay mucha política involucrada, muchas cosas burocráticas. Hoy puedo entender y aceptar algunas cosas, pero entonces no podía aceptarlo.
¿Pero el medio ambiente sigue siendo algo muy cercano a tu corazón?
Desde que tenía 15 años, supe que mi misión en el mundo era proteger el medio ambiente. Amo la naturaleza y me siento como en casa en la montaña. Esa es mi casa y es por eso que tengo tanto placer allí. Creo que es un mejor trabajo inspirar a la gente en las montañas, más positivo que trabajar adentro como antes. Siempre es un desafío continuo, pero también es un punto social. Como proteger el invierno y mostrar que hay menos glaciares. Como el Matterhorn, que cada año es más peligroso con grietas y más deslizamientos de tierra. Puedes ver allí el cambio climático.
¿Tiene algún modelo a seguir?
Sí, Hilaree Nelson, que es una muy buena alpinista que me inspira. Y también Alex Honnold, el escalador, porque ha creado su base y yo lo apoyo. Creo que es muy interesante como deportista poder ayudar.
¿Tiene una inspiración deportiva y, de ser así, quién y por qué?
Nadia Comaneci, eso fue siempre para mí desde que era joven. Ella era la única con el 10 en gimnasia, era la única que tenía la perfección. Y eso también debe haber tomado mucho entrenamiento. Algunos deportes puedes entrenar y ser campeón pero, con la gimnasia, es una locura, hay tanto entrenamiento pero también habilidades. Ella, para mí, realmente estaba logrando el máximo de su potencial.
¿Cual es tu proyecto soñado?
El proyecto de mis sueños es el Everest, pero eso es mucho dinero. Espero poder hacerlo en el futuro. Realmente necesito adquirir más experiencia. El año que viene mi objetivo es correr 8.000 metros en alta montaña porque necesito tener esta experiencia de alta montaña y también conocer mi velocidad. A veces, correr puede estar bien cuando corres hasta los 6000 m, corres hasta un punto y luego subes de potencia.
¿Es correcto que solías correr a la escuela en lugar de tomar el autobús escolar, y fue ahí donde comenzó la ultra carrera?
Era más rápido correr que tomar el autobús, ¡y no quería pedirle dinero a mi papá para el autobús! Entonces, fui allí y volví corriendo a mi casa. Está construido en las colinas, por lo que fue hacia arriba y hacia abajo, eso fue difícil, muy empinado. Todavía para mí ahora, es difícil correr a la casa de mi mamá ya que hay tres calles muy empinadas para mí. Pero sí, lo empecé todo así.
Texto y fotografías: Red Bull