Hace casi un año, a mediados de mayo del 2019, saltaba la noticia. El Ultra Trail Mont Blanc cruzaba nuestras fronteras. El Val d’Aran by UTMB iba a ser la primera de las pruebas de la franquicia «by UTMB» en disputarse en nuestro país. El Valle de Aran y su capital, Vielha, serían los anfitriones de una ultra que ofrecía tres distancias y cuya primera edición se disputaría en julio de 2020.
Comenzaba entonces, a un año vista, la larga y complicada tarea de promoción de la prueba, con el objetivo de que el primer fin de semana de julio la primera edición fuera un éxito de participación en un calendario cada vez más saturado. Presentaciones y presencia en carreras para dar a conocer una prueba y un territorio. Evidentemente, el aval de UTMB abría muchas puertas, pero una primera edición siempre es complicada.
La apertura de inscripciones en octubre de 2019 daba el pistoletazo de salida a una prueba que además otorgaba a los finishers «running stones» para participar en UTMB 2021. Sin duda un aliciente extra que hizo que las inscripciones volarán. Dos objetivos se cumplían conforma avanzaban las semanas: el éxito en cuanto al número de inscritos y la proyección del Valle de Aran a lo largo y ancho del planeta. Un 60% de los corredores procederían de fuera de nuestras fronteras y la Val d’Aran by UTMB llegaba a aparecer en The New York Times como uno de los destinos fundamentales del 2020.
La crisis sanitaria provocada por el COVID 19 ha alterado los planes de todo el planeta y por extensión del microcosmos que forma el trail y ultratrail. Suspensiones, cancelaciones y aplazamientos afectan por igual pero no de la misma forma. Una prueba con muchas ediciones a sus espaldas lo tiene más sencillo, pero verse obligado a suspender una primera edición puede ser algo difícil de superar.
Desde la Organización de la Val d’Aran by UTMB se trabajó desde el primer minuto teniendo en cuenta todos los escenarios pero con una premisa fundamental: lo más importante es el corredor. Se mantuvo una comunicación fluida con los inscritos, informándoles de las opciones que se barajaban y adelantando las alternativas que se ofrecerían, siempre intentando que el perjuicio fuera el mínimo posible dadas las circunstancias.
Por otro lado, la opción del aplazamiento al otoño era complicada debido a dos circunstancias. La primera, las condiciones del recorrido, alta montaña en muchos tramos, podrían hacer muy difícil la prueba para corredores y organización con una meteo complicada. la segunda, que desde Val d’Aran by UTMB no se quería perjudicar a otras pruebas de referencia que se organizaban en fechas similares y geografía cercana.
Finalmente, el estreno de la Val d’Aran by UTMB tendrá que esperar un año. Se han hecho todos lo intentos por mantener la fecha original pero, aunque la pandemia mundial ha comenzado a retroceder, la situación de inseguridad sanitaria e incertidumbre hace imposible tener la certeza de que el primer fin de semana de julio se haya recuperado cierta normalidad o que, por ejemplo, las fronteras estén abiertas. Sin olvidar algo tan importante como la falta de entrenamientos de calidad para preparar una prueba de estas características.
La apuesta del Valle de Aran, comenzando por las instituciones, ha sido muy fuerte. Sin duda, se iba a convertir en un gran escaparate para los meses de verano, implicando también a la locomotora invernal, Baqueira Beret. El esfuerzo del equipo de Xavier Pocino ha sido ingente, un trabajo que no caerá en saco roto.
La Val d’Aran by UTMB no será sólo un sueño. Tendremos que esperar a 2021 para que se haga una realidad, pero ese momento llegará y estaremos allí para contarlo.