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Insomnio, nervios, y días de frio

La sensaciones de Juan González antes de viajar a Gran Bretaña para cubrir la Montane Spine Race para Territorio Trail Media

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Corría el mes de noviembre de 2019 cuando recibí la llamada del «dire» de Territorio Trail, Alfonso García, preguntándome si tenía algo que hacer allá por en mes de enero de 2020. Trabajar, le contesté, entre el asombro, y la sorpresa, a lo que respondió: «nada, que te vas a Reino Unido, a la Spine Race».

Para ponerte en antecedentes, querido y paciente lector, convendría aclarar, que la cosa se gestó nada más cruzar la meta de Tor des Géants. Si, efectivamente, todo lleva a pensar,  que cuando cruzas la línea de llegada de una carrera de 330 kilómetros, después de 142 horas, lo que menos te apetece es elucubrar el nuevo escenario de correrías y penurias. Pero la ultradistancia, es así. Si te sale bien, te vienes -peligrosamente- arriba. Si te sale mal, te desinflas, y te encierras en soliloquios de cuestionables beneficios.

Sea como fuere, allí estaba yo, feliz con mi camiseta Finisher, y deseando acometer las carreras más largas, cuanto más, mejor. En estos episodios de dudosa lucidez, lo conveniente es que alguien cercano, mujer acaso, te propine un sartenazo, para que vuelvas a la realidad. Mi querida Noelia lo intentó. En vano. Así soy…… Ya lo decían los maños Héroes del Silecio: «…y se que siempre he sido así, y que no tengo remedio….ni lo quiero tener…..».

He de confesar, que cuando oí hablar de la Spine Race, me pareció algo fuera de lo común, por utilizar términos benévolos.

Recuerdo cuando David Buenacasa, de Trailrunning Review partició y finalizó en 2019. Escuché su experiencia -que seguí con mucha admiración e interés- y pensé; «Dios, eso no tiene pies ni cabeza, una carrera largúisima, con un clima infernal, con una lista de material carísima, bahh…..esa no la hago ni loco». En consecuencia, hete aquí.

Otro detalle relevante, fue una curiosa expresión durante el Tor des Geants, cuando acostumbraba a enviar alguna nota de voz por Whatsapp, al grupo que formamos el equipo de Territorio Trail Media. En una de ellas,  dije: «si en alguna ocasión se me ocurre alguna chalaura, quitádmelo de la cabeza». Una frase que pronuncié medio en broma, medio en serio, y que no pocas veces, mi buen Raul Leorza, se ha encargado de recordarme en antena, en alguna intervención durante el programa Territorio Trail de los miércoles. La frase, sin duda, quedó para la posteridad.

Ahora ya, no hay vuelta atrás. Todo está en marcha, de forma precipitada, con nervios, tachando cosas de la lista en mi vapuleada libreta, lo que falta, o lo que tengo, con tachones y garabatos., indicaciones, pesos,  características, y…..también precios.

De forma inexplicable en apariencia, estos días previos a la carrera, estoy teniendo pesadillas, creo que jamás me había pasado antes de una carrera larga. Puedo afirmar sin rubor, que es la que más pánico me produce, mi subsconciente lo sabe, y cada noche cual espectral mensajero, me  da la turra. Con desasosiego y preocupación me quedo mirando al techo, sin saber que mirar. Afino el oído, sin nada que escuchar, más que mis precipitados latidos, ríete tu de las series. A veces, solo deseo que el cansancio venza la batalla al miedo, y que durante unas horas deje de oir viento, tormenta y chapoteo sobre barro.  Si no se me ha caído el pelo estas últimas semanas por el estrés, es porque ya no queda mucho que perder.

La logística de esta carrera es ingente, los preparativos y cosas a tener en cuenta, innumerables. He descubierto cosas que no sabía ni que existían, y que figuran en la lista de material obligatorio, pero es que además, hay cosas que se escapan de mi control, y eso, justamente eso, es lo que más dolores de cabeza me trae.

David Buenacasa, o Sergio Fernández de RaidLight me han recordado no pocas veces, que esto es serio, muy serio. Ellos preguntan si estoy seguro,  mi mujer, con buen criterio, que me lo replantee.  Mucho ojo.

Para tranquilizarme, no está mal…..

Y sin tiempo para salir corriendo (en dirección opuesta), aquí ando, entre calcetines impermeables, chaquetas y más chaquetas, y agobiado con 5 capas de ropa delante del espejo. ¿Podré no ya correr, sino moverme pertrechado de esta guisa?

El día 12 de enero en Edale, a las 8 de la mañana (no quiero ni saber a que temperatura), sobre césped embarrado  se dará la salida, y tan solo deseo, que antes de 168 horas, pueda estar lleno de barro, con frio, hambriento, y más delgado,  pero feliz tras tocar el muro de rigor en Kirk Yetholm, 268 milllas después, o lo que es lo mismo, 430 kilómetros, en el recorrido del Pennine Way.

 

Territorio Trail Media en la Montane Spine Race 2020 con la colaboración de Esportiva Aksa

 

 

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